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  • Foto del escritorLeticia Sanz

¿Cuál crees tú que es el mayor reto de la participación infantil y cómo podemos abordarlo?

Tras el vendaval COVID -19 que ha dejado las escuelas tambaleando en todos los niveles: sociales, emocionales, curriculares, económicos...Los docentes hemos hecho magia durante este tiempo para poder hacer escuela. Por lo tanto, delante tenemos el reto de volver a conseguir lo que antes teníamos e implementar las mejoras para convivir con esta nueva situación pandémica y post-pandémica.


Así que, en lo que respecta a la participación infantil, tenemos que volver a implicar de nuevo al alumnado, que se sientan como en casa. En un hogar en el que es respetado, en el que se muestre confiado y libre, en el que puede ir construyendo su espíritu crítico, en el que se siente parte de una red humana y social, un hogar que en definitiva es comunidad.


Conectar con los alumnos y alumnas sobre sus preocupaciones y sobre sus ilusiones. Si hay emoción, hay aprendizaje. Hay implicación y participación. Si nos mostramos a años luz de ellos, seguramente no se sentirán con ganas de colaborar. Estamos en un


momento crítico a nivel de salud mental. Es importante, escucharles y mostrarnos próximos a sus opiniones, dialogar, crear debates, buscar consensos y saber cómo, dónde y de qué forma podemos encontrar soluciones.


Además, tienen que ser conocedores de la realidad, es importante que la realidad que vivimos penetre en las aulas para que la comprendan, para que poco a poco vayan configurando su mirada ética y crítica desde bien pequeños.

En la era de la sobre información, el reto de los docentes es enseñar a saber buscar, seleccionar y hacer propia para ir configurando su propia voz.

Hay que dar espacios para proyectar su voz, no solo en las aulas, también a nivel de centro. Traspasar los "espacios burbujas" y pensar en comunidad. Y posteriormente, saltar a lo que nos rodea más allá de las paredes del colegio.



Y por último, me gustaría subrayar los nuevos espacios virtuales que cobran gran fuerza en la última década. Hay que repensar este entorno digital para que sea seguro y eficaz en su participación. Hay bastantes riesgos por el momento, pero sería una herramienta favorable en las escuelas ya que forma parte de su material escolar (chrometabs, ordenadores portátiles, tablets...)









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